sábado, 26 de septiembre de 2009

23 semanas después...


Hagamos primero un recuento para actualizarnos pues, aunque 23 semanas puede no parecer tanto tiempo, si cuentas los sucesos ocurridos en ese lapso, te puedes dar cuenta que más vale poner atención a la película de tu vida o se te va a pasar de noche.

Primero que nada, Nora y yo sabemos desde hace un par de meses que esperamos una niña y, aunque me resulto extrañisimo en un principio pues siempre me imaginé repitiendo con mi hijo las experiencias que viví junto a ti, Papá, para estos días estoy mas que listo para recibir a una bebita y dedicar mi vida a consentirla, apapacharla y educarla. Y para todos ( y de verdad han sido casi TODOS) los que se sonríen diciendo cosas como que me prepare para correr novios de mi casa o para aprender lo que son de verdad los celos, quiero escribir aquí, como un recordatorio para esos días que veo hoy aún lejanos, que tengo la firme esperanza de saber inculcar en mi hija los valores y la autoestima adecuados para que, cuando llegue el momento de entregar su corazón o su cuerpo a una pareja, que ella y solo ella escogerá, lo haga con la convicción y tranquilidad tal que le permitan disfrutar plenamente esos placenteros regalos de la vida.



Hija, mi obligación contigo ha sido educarte y -si me lo permites- compartir contigo mis experiencias con la esperanza de que te equivoques un poco menos que yo. No pretendo ostentar el derecho de indicarte los caminos que deberás seguir. A lo mejor y -ya diciendo mucho- tengo la ilusión de mirar desde lejos que, si he hecho bien mi trabajo, disfrutaras del amor plena, consciente e intensamente, aprende incluso a vivir con fuerza de los momentos crudos y agrios del desamor pues te dejarán aprendizajes y experiencia, y te permitirán -cuando puedas verlos en perspectiva- valorar los tiempos de felicidad. Si te equivocas, discúlpame por lo que en responsabilidad me corresponda, y no te detengas a lamentarte, ¡siéntete orgullosa de haberlo intentado! y prepárate para ser mas cautelosa y arremeter con fuerza a la próxima oportunidad.

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